sábado, 25 de julio de 2009

Instantes

Si pudiera vivir nuevamente mi vida…
tendría más problemas reales y
y menos imaginarios.
Si pudiera volver atrás trataría de tener
solamente buenos momentos.
Si pudiera volver a vivir comenzaría a
andar descalzo a principios de la
primavera y seguiría así hasta
el otoño...
Daría más vueltas en callecitas,
contemplaría más amaneceres y
jugaría con más niños...
Si tuviera otra vez la vida por delante
pero ya ven, tengo 85 años
y sé que estoy muriendo…

Jorge Luis Borges

“Valoremos y disfrutemos eso que aún poseemos”

No puedes cambiar los acontecimientos pero si la forma de afrontarlos.
¿CÓMO AYUDAR A UN DOLIENTE?

  • Hacerles sentir que son importantes para nosotros.
  • No es necesario hablar mucho es más útil expresarse con un apretón de manos o un abrazo cariñoso.
  • Visitar los afligidos tan pronto como sea posible.
  • Propiciar la expresión emocional, escuchar y entender, mas que hablar.
  • No tema llorar con los que lloran y no les invite a reprimir el dolor.
  • La sola presencia es importante pues transmite compañía aún sin palabras.
  • Sea paciente con los que están en duelo; es un proceso difícil que requiere de tiempo.
  • Se debe respetar la diversidad de reacciones de los dolientes.
  • Visitar y llamar con regularidad al doliente. Estar disponibles para colaborar en algunos quehaceres

RECOMENDACIONES PARA ENFRENTAR LA PÉRDIDA


  • Expresar las emociones. Si hay deseos llorar bueno hacerlo para desahogarse. Hablar y escribir ayudan en el proceso de elaboración del duelo.

  • Es sano llorar y en nada perturba a quien parte.

  • No deje de alimentarse aunque tenga pocos deseos de comer.

  • Vincularse a un grupo de apoyo puede ser una alternativa. No es sano mantener los sentimientos de dolor reprimidos o en secreto.

  • El hecho de que la vida tenga que continuar no quiere decir que no se ame a la persona que falleció.

  • Aceptar la muerte, no retener al ser amado, ni tomar decisiones trascendentales en un primer momento del duelo.

EL DUELO
por:
Edilberto Rivas
Psicólogo Clínico




A pesar de saber que somos mortales el fallecimiento de un ser querido es un pérdida que origina dolor y resulta muy difícil de aceptar. Las experiencias de pérdidas hacen parte de la vida humana y a lo largo de ella se sufren a menudo. El sentido y la extensión de cada pérdida es percibida de forma diferente por cada persona.


El duelo (del latín dolus, dolor), es la respuesta a una pérdida o separación.(Montoya Carrasquilla, 1991). El psicoanalista Sigmund Freud en su texto de 1915 (Duelo y Melancolía), se refiere al duelo como un afecto normal que se presenta en los seres humanos en ”reacción frente a la pérdida de una persona amada o frente a una abstracción que haga sus veces”

Es duelo es el estado de pensamiento, sentimiento, y actividad que se produce como consecuencia de la pérdida de una persona o cosa amada asociándose a síntomas físicos y emocionales. En otras palabras es una reacción emocional que se da frente a una pérdida. Esta última es psicológicamente traumática por lo cual es necesario un tiempo y un proceso para volver al equilibrio normal que es lo que constituye el proceso de duelo.



Como parte de la vida, en su etapa final aparece la muerte. Puede ocurrir a cualquier edad, de forma súbita o después de una larga enfermedad. Éste evento ineludible para todo ser humano es un acontecer para el cual no hemos sido preparados, en el que no reflexionamos y ante el que no sabemos como enfrentar conduciéndonos en acciones que muchas veces terminan induciendo un duelo patológico o anormal.


TAREAS DEL DUELO

Dicen que el tiempo lo cura todo pero el tiempo por sí solo no hace nada,
Lo que ayuda realmente es lo que tú haces con el tiempo. Si quieres vivir de una manera sana tu duelo y si no quieres arrastrar indefinidamente el dolor, no basta pues con esperar a que todo se pase o seguir viviendo como si nada hubiera pasado. Es necesario dar algunos pasos difíciles y aprender las duras lecciones de la pérdida pues no existen atajos para el dolor.

PASO UNO:

ACEPTAR LA PÉRDIDA


Aunque sea la cosa más difícil que has hecho en tu vida, debes llegar a aceptar esta dura realidad: aquello tan preciado ya no está y no va a regresar. Sabrás que has podido dar este paso cuando abandones toda esperanza de recuperar lo perdido.

PASO DOS:

SENTIR EL DOLOR QUE SUPONE LA PÉRDIDA


Es necesario sentir el dolor y todas las emociones que le acompañan: tristeza, rabia, miedo, impotencia, desesperación, culpa. Habrá personas que te dirán; “tienes que ser fuerte”. No hagas caso, no escondas tu dolor. Comparte lo que te está pasando con tu familia, amigos. Si no quieres compartir o mostrar tus emociones a otros, no tienes porque hacerlo, pero debes buscar otras maneras de dar salida y vivir tus emociones en privado.

PASO TRES:

APRENDER A VIVIR SIN LO PERDIDO


Recuerda que hay tiempo para todo, para sentir y vivir el duelo, pero también para ocuparte de las muchas actividades de la vida cotidiana. Aunque sientas que el mundo se ha parado para ti, también es cierto que la vida sigue con sus muchas y quizá nuevas exigencias. Busca un equilibrio entre el sentir y el hacer.


PASO CUATRO:

RECUPERAR EL INTERÉS POR LA VIDA


Llega un momento en que es necesario soltar el dolor y el pasado. La vida te espera llena de nuevas posibilidades. No hay nada malo en querer disfrutar, ser feliz y establecer nuevas relaciones.